Y en cuanto a mí, seguiré bucando mi estrella en el cielo triste de Madrid. La vida da muchas vueltas y en cada esquina te golpea fuertemente hasta que puedas visualzar el dolor, y yo decidí hace mucho tiempo ser de las que las devuelven, así que aunque un millón de cielos se pinten de grises, yo me mancharé las manos de azul para repintarlos. Y, aveces me da tanto miedo vivir que huyo de las calles encantadas, de las personas con sonrisas, de los libros y las canciones con mensaje secreto, huyo hasta de mi misma para adentrarme en un mi mundo inventado, solitario, frío y triste.
Pateando la vida, pintándola de azul, llorando a veces, riendo otras. Pero siempre, siempre, teniendo presente que lo importante es, en definitiva, vivir. Y es que, quizás soy de las que olvido demasiado pronto la magia de esta vida.
lunes, 12 de octubre de 2009
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